sábado, 19 de mayo de 2007

Punto y Banca, la formica naranja en su maximo esplendor


Mesas de formica naranja, la tele clavada en las placas rojas, un viejo trasvasa vino de una damajuana a varias botellas de vino Toro, a la vista de todos los parroquianos, en su mayoria gente del techo amarillo, panzas prominentes que confluyen en la esquina de Medrano y Honduras. Punto y Banca tiene cosas raras, como por ejemplo que uno pide la pizza o empanada o fugazetta directamente al maestro pizzero, por porciones, que la saca del mostrador y la manda al horno, mientras el recien llegado se va acomodando en las barras anaranjadas descoloridas, matiza la espera con un moscato, un toro o una coca, (no trabajan linea Pesi).
El comensal comera lo que haya pedido, mientras de fondo escuche odiseas de tacheros que salvan al mundo, recien al final y solo al final , se acerca uno a la caja a pagar lo que consumio, "dos faina, una napo, una empanada y un moscato", vocifera un gordo con corbata de Radio Taxi Amistax. El viejo le cobra lo que el cliente dijo (nadie duda de su palabra)
- 9,50 dice el vejete cajero mientras de fondo mi vista enfoca un San Cayetano y una miniremerita de Boca pegada con sopapa al azulejo, junto a dos fotos enmarcadas de caballos ganadores en Palermo.
El de la corbata de Amistax saca $10 y recibe $0,50 de vuelto, que arroja en un frasco grande frente a la caja, con el tintineo de las monedas, los maestros pizzeros exclaman al unisono: "Muchas gracias muchachos, muchas gracias!"

El parroquiano empina el ultimo trago de moscato y sale como si nada, hace arrancar su Yeyo y se va por la vida con un nivel de colesterol mas alto pero con el corazon contento.


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